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En la cúpula de la iglesia de los jesuitas, la nueva campana suena sobre la ciudad.
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Es una de las iglesias barrocas más bellas del suroeste de Alemania,
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obra de Bibiene y Raballiatti.
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Las fachadas están decoradas con impresionantes esculturas de Verschaffelt.
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Este establecimiento moral se dedica al deleite, pero también a la educación y a la reflexión.
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El Teatro Nacional.
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El antiguo edificio se destruyó por completo en 1943.
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El nuevo edificio, construido en la Goetheplatz, que reúne la Ópera y el Teatro bajo un mismo techo, puede volver a acoger visitantes desde este año.
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Toda la población hizo una donación para el teatro.
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Mannheim también ofrece una imagen impresionante desde el cielo.
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Incluso después de sobrevolarla, uno siempre desea volver a poner un pie en el suelo de Mannheim.
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Nos encanta vivir en esta ciudad, cuyas calles, tiendas e instituciones culturales son apasionantes.
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Eso es lo que sentimos cuando tomamos el pulso a esta ciudad llena de vida.