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Qué pasa en Internet, y bienvenidos a Life's Biggest Questions, el canal en el que nos subimos a las olas de la realidad y la ficción para llegar a una conclusión muy especulativa.
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Me alegro de que hayas escarbado en los últimos vídeos, y si este es de tu agrado, dale al "me gusta" y comparte el vídeo con tus amigos y enemigos,
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porque es importante mantener una dieta informativa equilibrada.
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Soy Jack Finch, y la pregunta de hoy es: ¿Y si México se convirtiese en una superpotencia?
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Como siempre, no os vamos a mentir, hay mucho de qué hablar en este vídeo.
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La mayoría tiene posibles resultados reales y tangibles que pueden estar sucediendo ahora, mientras hablamos.
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Para abordar esta cuestión, primero debemos saber qué se necesita para ser una superpotencia.
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El término "superpotencia" se aplicó por primera vez tras la Segunda Guerra Mundial,
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cuando se determinó que el Imperio Británico, los Estados Unidos y la Unión Soviética eran los mejores de la era moderna.
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Se acuñó para describir un estado de situación económica, tecnológica y cultural dominante, caracterizada por su gran capacidad de influir a escala mundial.
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Además de... un gran ejército.
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Esencialmente, son cinco victorias de Civ.
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No me bombardees, Ghandi.
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Después de la crisis del Canal de Suez, el viejo Blighty perdió los superpoderes y se desvaneció más rápido que la voluntad de vivir de Allan Quartermaine.
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Una vez más, después de la Guerra Fría y lo que conllevó, la Unión Soviética se disolvió,
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y en mil novecientos noventa y uno, los Estados Unidos de América fueron la única nación con el manto de superpotencia.
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Pero, ya sabes, ahora está China, Alemania y... países así.
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Imaginemos que todo este tiempo, México, el superviviente discutible de América del Norte, estaba esperando su momento para revelar al mundo su verdadero dominio.
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Imaginemos que todo este tiempo, México, el superviviente discutible de América del Norte, estaba esperando su momento para revelar al mundo su verdadero dominio.
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Una posición interesante en la que estar.
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México tiene una cultura muy rica y vibrante, y ha estado poblado de una forma u otra durante más de trece mil años.
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Después de ser colonizado por los españoles en el siglo dieciséis, empezó a recorrer el camino hacia una república federal,
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y estableció el modelo de sociedad innovadora e independiente bajo la Constitución Mexicana de mil novecientos diecisiete.
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Económicamente hablando, México tiene el decimoquinto PIB nominal mayor del mundo, y el undécimo mayor en poder adquisitivo.
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Están al nivel de Rusia, Canadá, India y Brasil, y si su joven y fresca economía crece a su ritmo actual,
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no sería absurdo imaginar a México como una potencia económica.
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Aún después de la recesión del dos mil ocho, la economía mexicana creció en promedio tres coma treinta y dos por ciento anual, entre el dos mil diez y el dos mil catorce.
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El éxito económico de México se debe principalmente al petróleo, es el séptimo productor más grande del mundo.
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En dos mil nueve, un gigante de la consultoría petrolera estimó que un campo determinado del país contenía unos ciento treinta y nueve mil millones de barriles de petróleo.
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Eso es mucho, y si México pudiese aprovechar ese potencial, su PIB ascendería rápidamente.
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Y con mayor dominio económico interno llega el potencial para el comercio: el TLCAN, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
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México constituye el ochenta por ciento de las exportaciones a los EE.UU., la cuarta parte de la economía mexicana.
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La mayor parte de esa producción está constituida por la fabricación de automóviles, y los Estados Unidos han desplazado la importación desde China a sus vecinos del sur.
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Parece que a México todo le va bien.
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Sin embargo, hay un problema importante: la percepción mundial de México y la imagen del país plagado de narcotraficantes y delincuentes.
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Es como ver a los Estados Unidos con Chicago o Atlantic City en mil novecientos noventa, con un montón de Al Capone y Nucky Johnson enloquecidos.
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Todos los países tienen problemas graves con la delincuencia y, a menos que me equivoque, no existe el país sin ella.
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Incluso países con un PIB similar al de México, como Italia, España y el Reino Unido, luchan para lidiar con un nivel de delincuencia organizada.
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No se puede negar que hay carteles con presencia activa en la sociedad mexicana, es un hecho, y dan bastante miedo.
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Pero históricamente podemos mirar a otra superpotencia que se levantó rodeada por el crimen organizado: Rusia.
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Después de los bolcheviques y del asalto al Palacio de Invierno en mil novecientos diecisiete, el estado ruso empezó una larga relación con el crimen organizado y el comunismo: Vorovskoy Mir, el mundo de los ladrones.
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Incluso ahora, la Rusia de Putin parece ser un lugar económicamente próspero tanto para políticos como para oligarcas.
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Así, ¿quién puede decir que México no seguiría el mismo camino?
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Tal vez no sería un obstáculo, sino una bendición, y les daría el auge económico y cultural necesario para estar en la escena mundial.
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Después todo se vendría abajo rápidamente, y tendríamos un gran problema: dos superpotencias en el mismo continente.
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Lo que, en realidad, es la razón de este vídeo, porque si México se accionase y marcase las casillas necesarias para la cúpula de superpotencias,
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la mayoría de los cuales provendrían de una economía dominante, los EE.UU. tendrían un problema bastante grave.
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Mira, hasta ahora en la historia moderna, todavía no ha habido dos superpotencias que hayan existido en el mismo continente.
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Quiero decir, técnicamente Gran Bretaña y Rusia se rozaron el hombro, pero por poco tiempo, y gran parte de la era moderna vio a los Estados Unidos y a Rusia en los extremos opuestos de la balanza.
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Se desarrolló en tiempo real durante la Guerra fría con espías, espionaje, crisis de misiles y postureo a ambos extremos del planeta.
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Había otro continente entre los dos, ya sabes, menos Alaska.
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Pero si lo llevases justo al lado, sería una guerra inminente.
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Llegaría al punto de que los Estados Unidos diseñaría una guerra comercial, algo así como lo que ahora vemos con el peligroso juego de Trump con China.
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Es más que probable, que sin algún tipo de unión diplomática fuese bastante improbable con los Estados Unidos.
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El conflicto podría resultar en la Tercera Guerra Mundial.
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Quién sabe, tal vez México ganaría, y veríamos la bandera verde, roja y blanca en toda América.
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O, mejor aún, dejarían la guerra de lado, establecerían un programa espacial increíble y finalmente podríamos colonizar el sistema solar, juntos, para siempre.
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Sí, eso suena mucho mejor.
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Ya lo tenemos chicos, la respuesta a ¿Y si México se convirtiese en una superpotencia?
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Hasta aquí Life’s Biggest Questions, soy Jack Finch y recuerda: las preguntas tontas no existen.
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¡Nos vemos!